Have I been taking my emotional cues from the script I wrote at sixteen?...
Entre más reservada y alejada de multitudes me encuentre, más feliz y cómoda estoy. Entre más espacio personal tenga y menos gente lo rodeen, mis ánimos se disparan hacia arriba. Y si fuera por mÃ, quisiera que todos los dÃas fueran nublados para acompasar mi agradable dÃa con una taza de café y una sobrecarga de música. Quizá soy algo similar a lo repente de felicidad acumulativa por terceros.
La calma despierta mis ánimos.
Cuestionándome qué deberÃa hacer con esa terrible pereza mental matutina y esta noctámbula tormenta de pensamientos que irrumpen mi descanso a altas horas de la madrugada, sabiendo que debo trabajar y estudiar en unas horas más.
Ayer en la tarde que esperaba el taxi, un señor estaba hablando, es uno de los que andan vigilando los horarios de los taxistas, un hombre canoso, de complexión muy grande y de movimientos torpes. Cuando intentó bajar y subir la banqueta al ver si venÃa uno de sus taxistas, se tambaleó un poco por su propio exceso mórbido de peso, y se quejó, entre lo burlón y serio ante su propia situación "dolor de rodilla, de cadera y jodido de la espalda, ¡Soy una bola de calamidades!" y me quedé pensando en que esa frase me interesó quizá más de lo que aparentó en su momento.
¿Soy una bola de calamidades?
Pero lo siento tan lejos.
Quiero seguir corriendo.