Es cuando lo recuerdos
arañan mi cordura, cuando estruja entre manos hechas del sentimiento más real y
destructivo, que prefiero bajar la vista y pensar en una manera de adormecer
mis pensamientos para no volver a caer en una sobredosis de nostalgia.
Entre pasos
tambaleantes por los caminos de mi propia mente, dudo en tomar el siguiente
rumbo, y prefiero cobijarme en la calidad del pasado por un momento, tomar la
fuerza que antes me motivó para levantarme y alzar una mano insegura al futuro,
con la otra atada a un tiempo ya pasado cayéndose a pedazos de algo que abarcó
tanto en mi vida, y ahora me deja tan poco.
No queda más que
dedicar unos pocos segundos sólo para observar atrás y ver un presente
convertirse en pasado oxidado, un lugar el cual es mejor ya no mirar. Y
mientras me alejo con incertidumbres que baldan mi conciencia, me pregunto qué
tanto murió de mà en ese lugar, y qué tanto se puede salvar aún. Intento no
contar las heridas mentales para dejarlas sanar con la ayuda de los dÃas que
amargos también se tornaran a veces en mi contra.
Destrozo la idea de
una mitad perfecta y tiró cenizas de un por
siempre chamuscado por el paso de los años. Me auto receto con simples
palabras de un futuro por venir, pero dudo de cuantos futuros compartidos más
son suficientes para asesinar en vida a una persona, para drenar sensaciones
humanas que tanto sanan y tanto dañan.
Y me rÃo
resignadamente por ver con cuan poco me conformo de ideas tan pequeñas tratando
de luchar contra algo tan grande. Será entonces necesario dejar otra voz llenar
de calma mi alma y otra mirada para saber que puedo finalmente completar el
vacÃo que a todos nos falta. Deberé arrancar de mi mente las palabras que
prometÃan años compartidos y vidas en conjunto.
Y sólo por mientras,
escribo sola. Sólo por mientras, separo de mà aquello que de mi ser murió.
Camino ahora más liviana por la falta de lo que asesinaron de mà y la despedida
de lo que considere una mitad adecuada, camino sola una vez más sólo para
encontrar piezas pequeñas que me vuelvan a llenar, y quizá, alguien para sanar
heridas y volver a vivir, esperando que no me vuelva a ahogar entre recuerdos muertos
como hoy.